Allí estuve disfrutando de su saber y gracia. Los pequeños, que tienen entre tres y cinco años me fueron mostrando la exposición a la vez que me explicaban que era una almadraba, la historia de la Torre de Guzmán, detalles de la exposición del campo, y los trabajos realizados por ellos. Sin duda lo pase realmente bien, y es grato comprobar cómo desde pequeños se les enseña a conocer su pueblo y su historia. Desde aquí quiero darles las gracias por haberme invitado y enviarles un cariñoso saludo.
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