De nuevo, nos encontramos conmemorando el 8 de Marzo en este acto. Un 8 de marzo que simboliza la lucha permanente por una justicia social, redistributiva, que proclame y promueva la igualdad entre hombres y mujeres como base para el bienestar social.
A nivel global, sobran los motivos para la lucha de todos en la búsqueda de la igualdad, pero particularmente en este país, las causas por las que rebelarse son múltiples:
La precariedad laboral, La brecha salarial entre hombres y mujeres, La desigualdad de oportunidades, La feminización de la pobreza, La sobrecarga e Invisibilidad de los cuidados, La ausencia de corresponsabilidad en el trabajo doméstico y de cuidados, La violencia machista, La cultura patriarcal, La ley del aborto, La represión del derecho a la identidad personal, La expropiación del cuerpo etc que ponen de manifiesto que las desigualdades no se están corrigiendo sino que van en aumento.
Existen muchos motivos, más incluso que los pasados años, para seguir conmemorando este día. Un día que nació no para felicitar sino para reivindicar. Que nació con vocación de desaparecer, porque su objetivo es remover conciencias, reflexionar sobre las desigualdades que cien años después deberíamos haber eliminado, haciendo innecesarios actos como éste. Pero la realidad es que sigue siendo necesario como símbolo, como recuerdo a todas las personas que han luchado por conseguir paso a paso la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Y sigue siendo muy necesario como recuerdo, para los que la impiden y ponen continuas trabas. Es un día “de las mujeres”. Es un día de la justicia. Porque no habrá nunca justicia si no es igual para todos, sin las mismas oportunidades, derechos, obligaciones y perspectivas de futuro.
Durante estos días se leen manifiestos, emiten notas de prensa, discursos, etc., que deberían estar en los medios de comunicación y en nuestras conciencias todo el año. No es así. Hay mucho trabajo por delante. Y también muchas personas trabajando y empeñándose en hacer de la igualdad una realidad.
Voy a leer un texto de la actriz y columnista Beatriz Bergamín en el que define a las mujeres de una manera excelente y que me gusto mucho y me gustaría leerlo en este foro y que se titula:
Mujeres que no callan
Hay mujeres de espuma y mujeres de hierro. Hay mujeres de agua y otras grandes mujeres que trabajan hasta el amanecer y antes también, de que amanezca incluso. Hay mujeres despiertas para que duerman bien, seres a los que aman. Mujeres que despiertan, que avivan las conciencias, que cantan, que escriben, que navegan, que vuelan, mujeres creadoras de arte, de vida y de belleza.
Mujeres que se aman a sí mismas, que conocen su piel y su deseo, que conocen su alma y su palabra, que no son buenas ni malas y que son libres de amar, sólo a aquel o aquella, que sepa bien amarlas.
Las que escuchan y las que acompañan, las que alimentan a sus hijos, las que abrazan en el frío y en el calor, refrescan.
Las que defienden a mordiscos su cuerpo y sus fronteras
Mujeres que no callan.
Pero además, hay mujeres que luchan, que hablan, que gritan, que tiritan y que son golpeadas, olvidadas, manipuladas, acosadas… y que saben llorar. Pero no callan.
Mujeres de todas las edades que reivindican y reinventan el mundo. Mujeres líderes. Mujeres soldado. Mujeres poetas.
Pescadoras, barrenderas, abogadas, maestras, doctoras, estudiantes, empresarias, periodistas, matemáticas, filósofas. Mujeres sabias, extraordinarias… y mujeres devastadas.
Las escondidas y las iluminadas, las enterradas y las apedreadas, las exiliadas, las expulsadas, las relegadas, las presas, las suicidas y las suicidadas. Las fusiladas. Las de ayer. Y las mujeres del mañana. Mujeres explotadas y mujeres que explotan. Mujeres de la calle y mujeres, en la calle.
Mujeres que no callan.
Y también hay mujeres infinitas. Mujeres cercanas a todas las mujeres. Mujeres como éstas, las de aquí, las de ahora, las que miran de frente,
las que atraviesan puentes,
las que abren las ventanas,
las que no tienen miedo,
y las que se permiten a sí mismas, que los ojos se les llenen de lágrimas.
Mujeres de acción y de palabra.
Mujeres como selvas, como bosques, como espejos para el resto del Mundo.
Mujeres que no callan.
Con coraje, con fuerza y con templanza; con los brazos abiertos hacia otras mujeres, hacia otros hombres, que sepan escucharlas.
Mujeres que transitan, que empujan, que comparten, que sostienen, que encienden luces y apagan fuegos, que construyen casas y reconstruyen sueños.
Mujeres que no callan.
Que tomen ellas la palabra. Hagámoslo posible, hagamos, todo lo posible, para que su voz, la nuestra, quede impresa y sea respetada.
Para que su voz, la nuestra, quede escrita y no sea manipulada.
Para que su voz, la nuestra, sirva a sus hijas y a las hijas de sus hijas y a las hijas del Mundo.
Y sea una voz que crezca y se aposente, como se aposenta el mar, o el aire, después de la batalla.
Tomemos la palabra.
Para terminar quiero agradecer el trabajo que se realiza desde el Consejo Municipal de la Mujer, donde están representadas todas las asociaciones de Mujeres del Municipio.
Y transmitir que desde el ayuntamiento de Conil seguiremos trabajando para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres.
Muchas gracias
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